Colección Teología de los Tiempos. Centro Teológico Manuel Larraín (2008-2011). Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado.
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Resumen
¿Qué significa creer en Dios hoy? ¿Cuál es el rol de la Iglesia en la conversación pública? ¿Cómo se entiende la opción preferencial de la Iglesia por los más pobres ratificada en Aparecida?1 Esta y otras son las preguntas que se discuten en la colección Teología de los Tiempos, del Centro Teológico Manuel Larraín (CTML), dependiente de la Pontificia Universidad Católica de Chile y de la Universidad Alberto Hurtado.2
El CTML tiene como misión colaborar en el diálogo fe y cultura mediante el discernimiento de los signos de los tiempos que realiza la Iglesia. El Centro presta un servicio teológico orientado a reconocer en los acontecimientos históricos la acción de Dios, por una parte, interpretando el presente histórico a la luz de la fe y, por otra, interpretando el Evangelio y las Escrituras desde la situación presente.
La reflexión teológica del CTML –en continuidad con el Concilio Vaticano II– supone que Dios actúa en y a través de los grandes acontecimientos que hacen que el hombre contemporáneo se cuestione el sentido de la vida, la praxis, el progreso, el desarrollo, el futuro, el prójimo, etc. Es así que cabe preguntarse: ¿son capaces los cristianos de escrutar hoy aquel acontecer de Dios que los interpela a una nueva comprensión y actuación en el mundo? ¿Son capaces de hacerlo siendo que ellos mismos tienen visiones muy distintas sobre el mundo, la libertad, los vínculos humanos y la sociedad? La colección Teología de los Tiempos pretende responder a esta y a otras preguntas similares, intento editorial plasmado en seis volúmenes.
El primer volumen es un esfuerzo colectivo, programático e interdisciplinar titulado Signos de estos tiempos. Interpretación teológica de nuestra época (2008). Se trata de un empeño por pensar la teología como ‘teología de los signos de los tiempos’. ¿Cuáles son los presupuestos teóricos de este quehacer teológico? ¿Cómo media en esta teología el lenguaje de las ciencias sociales, sobre todo la filosofía y la sociología? ¿Cuáles son los eventos que exigen al cristianismo latinoamericano una especial dedicación teórico-práctica? Estos son los interrogantes principales de esta entrega.
El segundo volumen, de carácter interdisciplinario, reúne una serie de ensayos y se titula Catolicismo social chileno. Desarrollo, crisis y actualidad (2009). Si bien la expresión ‘catolicismo social’ pueda sonar moderna, su génesis está en los mismos Evangelios, donde Jesús anuncia la buena nueva primeramente a los pobres y marginados. Desde la Rerum Novarum (1891), la enseñanza social de la Iglesia experimentó una ampliación y profundización. La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) inspiró de un modo significativo la presencia pública de la Iglesia en la sociedad. El caso de Chile es ilustrativo. En Chile Alberto Hurtado fue el ‘católico social’ por excelencia. En este país, la DSI enfrentó al capitalismo, recibiendo a la vez los golpes del marxismo y de los sectores cristianos simpatizantes con la teología de la liberación. ¿Qué queda de ella? ¿Qué futuro tiene?
El tercer volumen, Dios opta por los pobres. Reflexiones teológicas a partir de Aparecida, (2010), del teólogo Cristián del Campo, actual capellán de Un Techo para Chile, ofrece una reflexión sobre el vínculo entre el discurso teológico y la temática de la pobreza en el contexto latinoamericano actual. Luego de una lectura crítico-prospectiva del Documento de Aparecida, interpela a la Iglesia a ver en la ‘opción por los pobres’ una elección teológica fundamental: la emergencia e irrupción protagónica de los pobres en la sociedad y en la Iglesia constituye un ‘signo de los tiempos’. Para el Magisterio episcopal latinoamericano, ellos posibilitan un encuentro con Dios y exigen un discipulado cristiano. El Dios que opta por los pobres reclama reconocer a su hijo resucitado en quienes comparten la suerte de él en cuanto crucificado.
El cuarto volumen de la serie lleva por título Trazos de Cristo en América Latina. Ensayos teológicos (2010), del teólogo Jorge Costadoat. En estos ensayos el autor nos confronta con unas preguntas de suma actualidad: ¿qué significa creer en Dios en nuestro continente en la actualidad? ¿Y qué implicancias tiene que tanto el Magisterio (CELAM) como la teología de la liberación hayan subrayado que Dios ama preferencialmente a los pobres y marginados? Costadoat, a través de una argumentación sólida y original, nos presenta a Jesucristo como el ‘intérprete’ de Dios, y a Alberto Hurtado como ‘intérprete’ de Jesucristo para nuestros tiempos. En ambos casos se subraya la importancia que tiene la respuesta espiritual y práctica del hombre al Dios que ama a los que normalmente nadie ama.
En la quinta entrega de la colección, Política y religión. Teología pública para un mundo plural (2011), el teólogo Miguel Yaksic, en sintonía con el pensamiento filosófico liberal contemporáneo, sobre todo con Charles Taylor, se pregunta si el mundo actual proporcionaría una respuesta más satisfactoria a las preguntas, entre otras, por una vida buena y lograda, si la religión fuera sacada de las grandes discusiones actuales sobre la política, la ética, la economía, la cultura, etc. Ante esto último, el autor diagnostica la tentación de un repliegue eclesial conservador ante un mundo que ya no le reconoce a la Iglesia su ‘relato’ con pretensiones que vayan más allá de lo ‘privado’. Pero también del riesgo contrario de una invocación de los valores religiosos en el plano político sin más. Yaksic descubre en el ‘reconocimiento’ un principio filosófico capital para la convivencia y el aporte de diversas tradiciones culturales y religiosas en la esfera pública.
El último libro de la colección, recién publicado, se titula Esperanza en la historia. Idea cristiana del tiempo (2011). Su autor es Fredy Parra, teólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En él se vuelve la mirada sobre nuestra experiencia actual de la temporalidad, para reflexionar sobre la historia, el esperar humano y la esperanza cristiana. Se procura analizar esta experiencia del tiempo, sus fundamentos antropológicos y teológicos, sus relaciones y tensiones, sus dificultades y avances, sus condiciones de posibilidad, apertura y comunicación. Esto en un mundo en que conviven la esperanza y la desesperanza, y en el que la conciencia prometeica de talante utópico de hace algunos años va cediendo el lugar a un narcisimo individualista. En este contexto, el cristianismo tiene mucho que aportar.
1 V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida (2007).
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