Presentación
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Resumen
El volumen XXVII, número 2, de revista Persona y Sociedad, dedicado a la geografía, recoge perspectivas propias y actualizadas de la disciplina, con una amplia posibilidad de ser discutidas e incorporadas en un enfoque multidisciplinar de Ciencias Sociales.
En este sentido, la utilización del territorio o espacio geográfico como categoría de análisis, ha permitido potenciar la participación de la geografía en el núcleo de Ciencias Sociales, recurriendo al uso de preguntas elementales: quién, qué, dónde, cómo, cuándo y por qué, las cuales, aplicadas a estudios multidisciplinarios, identifican la organización espacial de los fenómenos, sumado a la posibilidad de reconocer su comportamiento en el tiempo y en el espacio.
De esta forma, este número temático pretende contribuir en esta dirección, entregando una visión del estado del arte en cuestiones relacionadas con la segregación socioespacial, la aplicación de instrumentos de planificación y ordenamiento territorial, economía ambiental, evaluación ambiental estratégica y análisis geográfico, mediante el uso de los Sistemas de Información Geográfica, que al día de hoy son requerimiento y objeto de interés de disciplinas tales como la sociología, la antropología, la arqueología, la economía, la ciencia política y el trabajo social.
El primer artículo, de Santiago Linares, procura revisar los fundamentos teóricos y metodológicos sobre los cuales se han desarrollado las medidas de segregación socioespacial, y aplica una selección de medidas sobre 10 ciudades medias de la Provincia de Buenos Aires (Argentina) con el fin de corroborar empíricamente su comportamiento. Esto es fundamental, puesto que el solo hecho de cambiar la forma de medir la segregación altera los resultados entre las distintas unidades de análisis, pudiendo llevar a conclusiones equivocadas basadas en metodologías ‘tradicionalmente’ aceptadas.
El segundo artículo, de Pablo Mansilla, discute primero el concepto de periurbano, para luego analizar las políticas de escala en dicho espacio geográfico y luego el rol de los instrumentos de ordenamiento territorial, iniciados en un contexto de dictadura militar, que permitió la liberalización del mercado de suelos. Esto se articula empíricamente en la comuna de Talagante, describiendo la relación entre su reestructuración espacial y las intervenciones del Estado, a partir de la aplicación de instrumentos de ordenamiento territorial durante el último siglo.
El tercer artículo, de los autores Francesca Fagandini, Eugenio Figueroa y Antonio Villanueva, introduce el aporte de la economía ambiental a la planificación, ordenación y gestión integral de territorios. Desde la perspectiva del valor de los bienes y servicios provistos por la naturaleza que benefician a las personas, emplea una serie de indicadores que permiten medir la calidad ambiental de los espacios públicos destinados a áreas verdes urbanas. Se muestra el caso de estudio del Fundo El Carmen, comuna de Quilpué, Chile, con el objetivo de determinar su valor ecosistémico y referenciarlo espacialmente para ayudar a la planificación de las áreas verdes contenidas en los Planes Reguladores Intercomunales.
El cuarto artículo, de Loreto Rojas, presenta cómo los municipios del Área Metropolitana de Santiago han enfrentado en su ejecución el desarrollo de la evaluación ambiental estratégica (EAE) en sus planes reguladores, y si esto ha significado un avance o un retroceso en la incorporación de la dimensión ambiental en su escala territorial. En este sentido, la investigación deja en claro que evidentemente la EAE es un avance, pero con una serie de desafíos normativos, de capacitación y de financiamiento, principalmente para construir planes reguladores comunales que enfrenten de mejor manera los complejos escenarios y de toma de decisiones que hoy viven las ciudades.
Finalmente, el quinto artículo, de los autores Gustavo Buzai y Claudia Baxendale, presenta las relaciones entre la geografía como ciencia y el ordenamiento territorial como práctica vinculadas por el análisis geográfico mediante el uso de los Sistemas de Información Geográfica. Aquí, la evidencia permite dilucidar que mientras los aspectos centrales del trabajo académico-científico concreto se encuentran claramente definidos, las decisiones tomadas en el ámbito de la gestión son determinantes en la correcta aplicación de las propuestas. La geografía como ciencia ha puesto racionalidad a gran parte de este proceso, principalmente a aquella que concierne a la incorporación de la dimensión espacial.