Dilemas del catolicismo contemporáneo en Europa y América Latina Claudia Touris, ed. (2013). Rosario: Prohistoria Ediciones.
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Resumen
Claudia Touris es la editora de este libro, que es el resultado de una serie de exposiciones de las II Jornadas de Religión y Sociedad en la Argentina contemporánea y países del Cono Sur (Religar-Sur), celebradas en la ciudad de Buenos Aires en el año 2011. Este evento reunió a destacados especialistas del catolicismo en América Latina y Europa.
Dilemas del catolicismo contemporáneo en Europa y América Latina tiene como objetivo proporcionar diversos análisis acerca de los retos y dificultades del catolicismo como actor global en el mundo contemporáneo en diversos períodos históricos. A partir del estudio de casos, este libro, desde un punto de vista general, refleja el interés serio de hacer hincapié en la complejidad del catolicismo mundial, dando cuenta de los matices existentes.
Es importante señalar que desde la Revolución Francesa (1789) hasta el Concilio Vaticano II, la posición de la Iglesia con la modernidad ha sido de ‘antítesis’,1 puesto que esta última representaba un ataque contra el monopolio de la interpretación católica del mundo y al mismo tiempo constituía la pérdida de su hegemonía como guía espiritual de la sociedad, limitando seriamente su poder temporal. Será a partir del señalado Concilio cuando la Iglesia se convierta en un intérprete de los ‘signos de los tiempos’ e inicie una transformación significativa de autobservación y organización, la cual generó en el mundo católico una oscilación entre cambio y preservación de la tradición. Ello, por cierto, en un marco de secularización que enfrentaría al catolicismo a una heterogeneidad interna que aún no se define. El libro consta de ocho artículos (aparte del prólogo escrito por Claudia Touris) agrupados en tres ejes temáticos: secularización y laicidad; la crisis católica posconciliar y los movimientos de renovación y retradicionalización. Los tres artículos del primer eje sitúan al lector en interesantes análisis junto a un recorrido histórico de las tensiones entre Estados laicos con una población local mayoritariamente religiosa (católica) en tres países: Colombia (Ana María Bidegain en “Secularización y laicidad en Colombia, 1820-1886)”, México (Reneé de la Torre en “Laicidad o derechos por la vida: arenas del conflicto entre la Iglesia católica, el Estado y la sociedad civil en México)” y Francia (Phillipe Portier con el trabajo titulado “La metamorfosis de la laicidad francesa, 1880-2012)”, cada una con excepcionales particularidades.
En primer lugar, Ana María Bidegain nos muestra históricamente cómo llevaron adelante la secularización y laicidad los gobiernos liberales en Colombia (1849- 1885). Sobre este punto es interesante destacar que el liberalismo colombiano fue una de las experiencias más radicales de Latinoamérica durante el siglo XIX, período en que las nacientes repúblicas estaban inaugurando un ‘nuevo orden’ basado en los postulados de la Ilustración; este de alguna manera excluía todo lo relacionado con la religión católica, asociada a lo colonial, al atraso y, en definitiva, el ‘no progreso’. Fue así entonces que en Colombia hubo una separación de la Iglesia con respecto al Estado que provocó una serie de medidas como el desafuero eclesiástico y la expulsión de los jesuitas. Sin embargo, pese a ello, esta experiencia liberal en Colombia ‒según Bidegain‒, no logró imponer su proyecto debido a que lo religioso estaba muy arraigado dentro de la sociedad, además de faltar los recursos necesarios para llevarlo a cabo (p. 36).
En segundo lugar, Reené de la Torre articula su artículo en torno a la particularidad de un Estado laico regido constitucionalmente y permeado por una religiosidad y cultura católicas. A pesar de ello, De la Torre sostiene que a nivel de Estado la separación rígida de lo religioso está puesta en peligro debido al ascenso de la derecha política conservadora (algunos de ellos católicos de extrema derecha) al gobierno, tomando decisiones que ponían en peligro la autonomía del Estado (p. 39). Ello tuvo como resultado, a juicio de la autora, que no se respetase el carácter laico del Estado (plasmado en la Revolución Mexicana que confinaban lo religioso al ámbito privado). En ese sentido, De la Torre nos recuerda, por ejemplo, un momento en que se transgrede la autonomía del Estado mexicano cuando el ex presidente Vicente Fox besó el anillo del Papa Juan Pablo II en su última visita a México. Por su parte, otro tema que aborda la autora es la pérdida de confianza en una de las instituciones de mayor confianza entre los mexicanos: la Iglesia católica, debido a los escándalos mediáticos por abuso sexual cometidos por sacerdotes; en particular el caso del padre Marcial Maciel, fundador de la orden religiosa Legionarios de Cristo. Lo cierto es que la disminución en la credibilidad de la iglesia no solo es exclusiva para México, sino que es una situación que está afectando a la Iglesia católica a nivel mundial.2 A nuestro modo de ver, el planteamiento de la autora deja entrever que la ortodoxia sexual y el clericalismo representan actualmente un obstáculo para la renovación de la Iglesia católica. Por último, Phillipe Portier examina cómo ha sido trabajada históricamente la atenuación de la singularidad laica francesa en tres fases sucesivas: separación, reconocimiento e integración. Cabe señalar que el autor destaca que la laicidad francesa ha sido hostil con la religión, al punto de que esta solo se expresa en el espacio privado, individual o social, careciendo del derecho a transitar por la vía pública. Olivier Compagnon, en su artículo “¿Una circularidad transatlántica? Las relaciones entre católicos europeos y latinoamericanos en los años del Concilio”, es quien da inicio al segundo eje. En su interesante artículo se propone analizar la circulación de ideas desde América Latina hacia Europa, enfatizando el impacto de las tres tendencias surgidas en el Concilio Vaticano II: cristianismo de liberación, democracia cristiana e integrismo. Para el primer caso, el autor sostiene que hubo un intento de crear comunidades eclesiales de base (CEBs) en Francia e Italia, a partir de las experiencias de sacerdotes de esas naciones en Brasil. A nuestro modo de ver, Compagnon esfuerza excesivamente el argumento de las transferencias de estas comunidades hacia Europa, sobre todo porque cuando menciona la existencia de CEBs en Italia no hay una prueba concreta de que efectivamente haya ocurrido así (ver pp. 84-85); me refiero a que no está lo suficientemente documentado y el autor se queda únicamente con lo que escuchó decir de un investigador italiano. Por otra parte, Compagnon indaga en la visión de los partidos democratacristianos francés e italiano sobre el gobierno de Eduardo Frei Montalva y su ‘revolución en libertad’ (1964-1970). Este punto reviste importancia puesto que se alude a visitas de militantes democratacristianos europeos a Chile para examinar el programa de gobierno de Frei Montalva. Por último, el autor examina la influencia de grupos integristas católicos brasileños, tales como el grupo Permanencia de Gustavo Corção y del argentino Julio Meinveille en reducidos círculos católicos antimodernistas franceses.
“La Europa cristiana después de la caída del muro” es el último artículo que finaliza el segundo eje del libro. Escrito por Maurilio Guasco, investigador italiano, este analiza la situación de la Iglesia católica en Europa luego de la caída del Muro de Berlín y de los ‘socialismos reales’. A pesar de lo que se pueda creer, el autor sostiene en una de sus páginas que ante un evidente proceso de laicización en Europa, algunos países están volviendo a atribuir a la religión un papel rector en la identidad nacional; tal es el caso del partido político de extrema derecha Lega Nord en el norte de Italia (p. 98).
El tercer eje temático se inaugura nuevamente con Oliver Compagnon con su trabajo titulado “Condiciones y paradojas de la recepción del pensamiento de Jacques Maritain en América Latina”. Esta es una perspectiva comparada que coloca énfasis en el influjo de uno de los principales intelectuales católicos a nivel mundial: Jacques Maritain, quien penetró con sus ideas en las elites católicas latinoamericanas. Según el autor, las ideas de Maritain ‒que conciliaron catolicismo y democracia‒ tuvieron impacto a inicios de la década de 1950 con el triunfo de las democracias europeas, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial. Estas habrían servido de plataforma para los programas de los nacientes partidos democratacristianos que por ejemplo llevarían a la victoria electoral a Eduardo Frei Montalva en Chile (1964) y a Rafael Caldera en Venezuela (1968), siendo estas las únicas experiencias democratacristianas en Latinoamérica en donde el pensamiento de Maritain se plasmó como proyecto político.
El segundo artículo, titulado “Luces y sombras en la recepción del Concilio Vaticano II”, de Maurilio Guasco, nos invita a reflexionar en torno a la recepción del Concilio Vaticano II en el mundo católico, subrayando tres aspectos que todavía resultan controvertidos para el catolicismo: la reforma litúrgica, el ecumenismo y la relación entre Iglesia y mundo.
Finalmente, el último artículo que cierra este libro es “Sublimes experiencias metahistóricas. Notas de viajes de Thomas Merton”, del historiador brasileño Marcelo Timotheo Da Costa. El autor realiza un interesante análisis del discurso teleológico de Thomas Merton, monje trapense, escritor, poeta y activista estadounidense, en sus relatos de viajes a Roma (1931 y 1933) y Cuba (1940), los cuales significan para Merton ‘la Jerusalén Celeste’ (p. 130).
En resumen, el libro editado por Claudia Touris es muy alentador, con el encanto de las obras dedicadas a problematizar y complejizar el estudio sobre el catolicismo y a dar nada por sentado. Hay que dejar en claro, además, que la exposición de los temas tratados fluye de modo entretenido, a pesar de que los autores abordan los temas desde distintas premisas teóricas y metodológicas. De todas formas es un libro que merece constituirse en un recurso de referencia obligada para aquellos investigadores interesados en el catolicismo.
1 La orientación antimoderna del catolicismo se inició con el pontificado del Papa Pío VI cuando rechazó la Constitución Civil de la Asamblea Nacional de Francia y la Declaración de los Derechos Humanos por considerarlas incompatibles con la doctrina católica.
2 En estos días, en Chile se ha conocido el fallo al ex sacerdote de los Legionarios de Cristo, John O’Reilly, de origen irlandés, quien ha sido condenado –por abuso sexual a una ex alumna del colegio Cumbres (perteneciente a la misma congregación)– a cuatro años y un día de ‘libertad vigilada’.